miércoles, 9 de septiembre de 2015

Segundas oportunidades

A lo largo de la vida, desde el mismo momento en que pones un pie en este santo mundo, todo son elecciones: vivir o morir, carne o pescado, norte o sur...... En muchas de estas varias opciones, si te equivocas, tienes la opción de rectificar y volver a escoger.
Pero..... y si no puedes volver a escoger? Y si escoges y te vuelves a equivocar?
En la vida en pareja la cosa se complica. Cuando ves que tu relación está avocada al fracaso, te empieza a entrar ese miedo por dentro: doy el paso? me separo? porqué rompo esta relación?. Surgen miles de preguntas cuyas repuestas solo puedes dar tu. Requiere mucho tiempo, meditación y mirar dentro de uno mismo para poder encontrar esas respuestas. Nadie, repito NADIE, podrá contestar por ti esas preguntas, porque nadie sabe todos los pormenores de tu vida, como te sientes, como lo vives... nadie más que tú.
Pregúntate: puedes aguantar así meses, años? No, verdad? Lo único que estás haciendo es retrasar lo inevitable. Esa relación no te hace feliz y lo único que necesitas es valor para salir de ella. A veces el valor viene camuflado en forma de una ilusión nueva: un nuevo amor, un piso compartido con una amiga que te ofrece compartir gastos.... en definitiva, una tabla de salvamento a ese naufragio al que estas destinado.
Ahora bien, ya has dado el salto, ahora, durante una temporada (meses, muchos meses) necesitarás situarte y establecer tus nuevas rutinas. Te encontrarás con muchas cosas con las que no habías contado seguramente, pero da igual, ya has tomado la decision de tomar otro camino y volver atrás no tiene sentido, porque estás aquí por algo... no?
Y si me planteo una segunda relación con otra persona? Saldrá igual, fue culpa mía la ruptura anterior? No tiene porqué salir igual, simplemente la anterior (en un 90 por ciento de los casos) no funcionó porque ambos no hablabais el mismo idioma, no os entendíais, no buscabais las mismas cosas y por eso se terminó. Por eso, cuando te inicies en la siguiente aventura, ya sabrás qué quieres y con quién lo quieres.
Has de saber que las relaciones no son matemáticas exactas, que las segundas opciones también pueden fallar, pero si escoges tranquilamente, también las segundas partes pueden ser buenas, incluso mejores que las primeras....

sábado, 25 de agosto de 2012

Cómo llegué hasta aquí?

A veces te pones a pensar porqué no viste todo desde un principio, así podrías haber tomado una decisión primero y llegar a paliar algo el dolor, mitigar esa pena de alguna manera para que al separarte, no doliese tambien el perder amigos y familia (política....). Porque uno no es consciente de lo que duele hasta que pasa por ello. Con tu pareja, no solo construyes una casa, compras un coche o tienes un perro.... luego hay amigos en común y tu familia política en la que la suegra puede que no sea tan mala y tu prima política, sea tu mejor confidente.... Cuando te separas, pierdes la tele, el coche, la consola (todo sustituible) pero qué pasa con los amigos comunes? o con la familia política?.... los amigos también se reparten, como el pastel de cumpleaños: éste de lo quedas tú, el otro se viene conmigo.... y es así de triste. Todo lo que has vivido con esa gente, también se rompe, desaparece de repente, porque sí!!! Y porqué? Si yo con ellos me llevo bien, no les he echo nada, "también son mios".... pero no, ellos ya han tomado una decisión y el dolor hay que sumarlo a lo propio de la ruptura. Pasa lo mismo con "su familia", que en algún momento llegó también a ser la tuya, cenásteis juntos, tomásteis un café, fuísteis de compras.... y ahora? porqué te vuelve la cara si te encuentra de frente y no quiere saludarte?... otra ruptura mas?
Y así vas rompiendo y rompiendo trozos de tu vida, como el que hace retales de una gran pieza de tela. Así que cuanto mayor sean los años en común, más trozos hay que romper, más cosas a repartir, más dolor que añadir. Porque el romper duele, y cuando lo haces por una causa o motivo, cuando te separas de tu pareja, el dolor se mitiga por una justificación, pero cuando a eso le añades rupturas colaterales sin sentido.... Te sientes caer en un pozo, con fondo claro, pero.... dónde está el fondo? cuánto más has de caer? cuándo llegará el final?....
Llega, todo llega y aunque creas que no lo superarás, lo harás, no hay dolor intenso eterno. Con el tiempo, la herida cicatriza, aunque puedas ver y sentir la cicatriz el resto de tu vida.
Y lo curioso es que cuando empiezas una relación, no ves defectos, o si los ves, los compensas con otras cosas que te parecen buenas. Al final, acabas con 15 años de relación pensando en porqué no lo hiciste primero.... porqué no cortaste el sinsentido en un principio.... y es que con los años tus preferencias cambian, y tus prioridades acaban siendo otras. Y con el tiempo aprendes que lo que no te gusta, cuanto antes acabe, mejor.....

domingo, 1 de julio de 2012

Conseguí olvidarte

Por mucho que pienses y recapacites en qué fallaste o qué podrías haber echo para que la situacion no concluyese como acabó.... el resultado siempre es el mismo: nada de lo que hubieras cambiado, habría cambiado (mejorado o empeorado) el resultado. Estamos abocados a nuestro destino, lo mismo que nuestro destino está escrito, por mucho que nos resistamos luchando contra él. Es lo mismo que cuando intentamos cambiar a una persona o intentamos que cambie...... no puede, su esencia permanece ahí y eso no se puede cambiar ya que somos el resultado de nuestra propia experiencia y nuestras propias vivencias y a una persona no la puedes quitar de recordar lo que es y porqué actúa de esa manera, así que tampoco puedes cambiar su forma de ser.
Cuanto antes asimiles todo esto, antes conseguirás cerrar página y seguir adelante. Rehacer tu vida y aprovechar tus malas experiencias para renacer y tener una segunda oportunidad para ser feliz.......

domingo, 10 de junio de 2012

Qué decision tomaré?

Supongo que todos, en mayor o menor manera, en alguna relación de pareja mas o menos estable, te llegas a plantear la misma pregunta: esto me lleva a algún sitio? merece la pena continuar?..... La mayoría de las veces la respuesta es negativa: no, no lleva a ningún sitio y no, no merece la pena, pero..... porqué seguimos?
Todos nos volvemos cómodos, la seguridad de la rutina hace que nos cueste tomar una decisión, pero algunos, al final tenemos esa pequeña chispa que hace estallar la pólvora de la determinación y al final, decides separarte.
En mi caso hubo tres intentos. El primero fué a los dos años de casados. Fué un domingo volviendo del pueblo. Le dije que tenía que hablar con él y como no pudo esperar a llegar a casa, en el mismo coche se lo dije: quiero la separación... Cómo llegas a ese punto? Cómo dedices tomar el valor suficiente para soltarlo a bocajarro? Es sencillo (o complicado según se mire)
Hay un libro, "La princesa que creía en los cuentos de hadas", de Marcia Grad, en el que la protagonista siempre hace, en todas sus decisiones importantes, una lista con pros y contras. Anota los pros y los contras, los revisa y al final decide por la secuencia más larga. Yo hice más o menos parecido. Por aquél entonces yo tenía 28 años y la verdad es que no pensaba pasarme toda la vida viendo como una sombra hacía una huella en el sofá, día a día. No pensaba pasarme el resto de mi vida cocinando, planchando y esperando en casa a que mi pareja decidiera sorprenderme un día con alguna cosa especial: una rosa robada del rosal de los jardines del parque de al lado de casa, una piruleta de corazón, o una tarde paseando por la playa sin el miedo horrible a manchar el coche de arena....
El caso es que si planteas el hecho de pasarte unos 50 años mirando la tele, yendo de rallyes, pasando los domingos tomando cervezas en el bar del pueblo con los chavales, y demás actividades adolescentes, sin otro aliciente que el hecho de levantarte cada día para ir a trabajar, hacer la comida, las cosas de la casa mientras esperas a que tu marido llega a casa y se tumba en el sofá.... no va a dar un paseo contigo porque le duele la rodilla, no sale en bici porque sus 120 kilos no son movibles, y no se mueve porque está cansado a las 6 de la tarde de trabajar..... pues llega un momento en que te planteas que aquello es una agonía y que tu eres muy joven y como joven necesitas vivir la vida.
Volviendo al párrafo anterior, cuando veníamos del pueblo, yo ya había hecho mis valoraciones, no quería pasar el tantos años sin motivaciones ni ilusiones ni sorpresas y eso debía de cambiar. Fué difícil tomar la decisión, pero peor era pensar en no vivir durante los años venideros. Como es de imaginar, lo que vino después fué peor: llamó a sus padres, llamó a los míos y aquello fué una romería. Hay que imaginar un pressing catch, en el que todos van contra tí, porque eres la mala, la que ha tomado la decisión de romper una relación y dividir una familia que unió Dios en sagrado sacramento: debes ir a un psicólogo matrimonial a que os ayude con este bache porque sois jóvenes y estáis perdidos.... (cara de sorpresa!!)
Cuando estás en el colegio, no hay una asignatura en la que aprendas cómo separarte, cuando debes y cuando no, cuales son los motivos válidos y cómo lo debes hacer. Así que cuando te lo planteas por primera vez, y te sugieren que debes ir a un psicólogo, pues piensas que (con tu autoestima por los suelos) igual tienen razón, que puede que te hayas precipitado, que estés equivocada, que no tienes experiencia en estos lares y efectivamente necesites esas "clases particulares" para aprenderte bien la asignatura del matrimonio y la buena esposa.
Ante esto solo cabe decir una verdad inmutable que te resistes a creer y que desgraciadamente solo aprenderás por experiencia propia y no ajena: NADIE CAMBIA. Tenía un amigo psicólogo clínico, que desgraciadamente desapareció. Me dijo que las personas no cambian, si acaso maduran o evolucionan algo, pero la esencia sigue ahí. Yo me resistí a creerlo, "el mío no" es la frase del millón, pero después de 8 años de matrimonio y tres intentos de arreglarlo, te das cuenta de que dicha premisa, desafortunadamente, es cierta.

jueves, 7 de junio de 2012

Cuenta atrás

Hola,
la verdad es que no se por dónde empezar..... Lo lógico sería por el principio, pero no soy una persona lógica, así que empezare por el final.
Hoy me encontré con mi ex-suegra. Siempre fué una persona discreta y educada, y hoy también lo fué. Cuando me la encontré de frente a la salida del tren, pensé que se alegraba de verme, que todo el mal de este úlitmo año había pasado...... pero no, era una sonrisa camuflada, no era falsa, solo disfrazada de venganza. Es una pena que a mis 36 años todavía sea tan ingénua, que piense que la gente es buena y no puede o quiere hacer daño, pero estaba muy equivocada. Se limitó a espetarme frases en un tono sereno y bajo, para que nadie oyese su indignación, para que a pesar de su rabia, nadie, solo yo, me diese cuenta de lo dolida que estaba.
Fueron los 10 minutos mas horribles de mi último año. Después de la separación y de haberlo dejado todo atras, por fin, tomaba otra vez las riendas de mi vida y existía un mañana. Por fin podía hacer planes, establecer una rutina y sentirme segura de que mañana mis planes seguirían siendo míos y no que estuviesen en manos del destino o del capricho de otros.
El caso es que me la encontré, y de repente toda la añoranza de mi vida pasada se borró de un plumazo, como intentando recordarme porqué habia llegado hasta aquí. Tomé la decisión de separarme después de 8 tediosos años en los que el sofá, los rallyes y los blancos del domingo dominaron cada semana de ese agónico matrimonio. Quería escapar de ese matrimonio sesentero en el que ambos acuerdan tácitamente embarcarse en la segura rutina de una vida marital sin objetivos o ilusiones. Las semanas pasaban y se repetína continuamente como si nuestra vida en pareja hubiese entrado en bucle.
Todo eso hizo que la rutina diera paso al desamor y a posteriori, al divorcio tan tempranamente anunciado.
A pesar de esta agonía, me acordaba del calor de sus abrazos, de los años de noviazgo, de sus tiernas palabras, de todas aquellas cosas buenas que son minoría, pero que te aferras a ellas porque son lo único que te queda en un barco llamado a naufragar y que te resistes a abandonar.
Pero al encontrarme con mi ex-suegra, fué como un bofetón de esos que te daba tu madre porque habías hecho alguna trastada y te lo habías ganado a pulso. Todo lo que me dijo en esos breves y a la vez eternos 10 minutos fué horrible: no atendiste a mi hijo, no le cocinabas, no le planchabas, te gastaste su dinero (y yo trabajando y ganando para nuestros gastos...... eso no cuenta).... etc. El caso es que la máquina del tiempo me llevó a la época medieval en la que las mujeres valían menos que nada, lo único para ser amas de casa que devían servir a sus maridos
Así debía ser yo? En pleno siglo XXI? O es que habíamos retrocedido dos siglos y no me estaba enterando? En ese mismo momento la añoranza dió paso al reafirmamiento de que el paso dado había sido por algo y es por el hecho de que era hora de cambiar de vida y había que echarle huevos....